18 jun 2014

A PROPÓSITO DE "TURANDOT"

Producción de Turandot vista en el Palau de les Arts

La ópera Turandot es un drama lírico en tres actos y cinco cuadros, compuesto por GIACOMO PUCCINI y que fue completado por FRANCO ALFANO. Del libreto son autores GIUSEPPE ADAMI y RENATO SIMONI, sobre textos de CARLO GOZZI y FRIEDRICH SCHILLER.

El escritor orientalista FRANÇOIS PÉTIS DE LA CROIX, recopiló unos cuentos asiáticos, publicándolos en 1712 en una colección llamada Los Mil y un día. Uno de ellos, inspirado en una princesa mongola nacida en 1260, llamada Khutulun, es La historia de Calaf y la princesa de la China.

Basándose en esa historia, CARLO GOZZI escribió en 1762 una fábula teatral en italiano titulada Turandotte. Posteriormente, en 1804, FRIEDRICH SCHILLER adaptó al alemán la obra de GOZZI, creando Turandot, princesa de China. Y esta obra es la que tradujo ANDREA MAFFEI al italiano, la que pudo leer PUCCINI, y la que sirvió de base a los libretistas GIUSEPPE ADAMI y RENATO SIMONI.

LA TRAMA
La acción se desarrolla en la Ciudad Imperial de Pekín, “en tiempos de las fábulas”, tal y como consta en la partitura. Se trata por tanto de una fábula: de un cuento chino. Pero no de cualquiera.

Giacomo Puccini
PUCCINI, muy exigente con la elección de los argumentos y los textos, en esta ocasión eligió uno duro. Quizá el más repulsivo de los relatos operísticos junto al de Salomé de RICHARD STRAUSS. PUCCINI magnifica la crueldad y el horror de las actividades de la Princesa Turandot, con respecto al antecedente literario de GOZZI y de SCHILLER. Como en Tosca, trata de la conexión violenta entre la pasión amorosa y la crueldad, pero aquí todo en primera persona: la protagonista.

La bellísima, andrófoba y sanguinaria princesa china Turandot casará con aquel príncipe que consiga acertar 3 enigmas que ella misma propone. El pretendiente que falla es decapitado, cosa que ha sucedido siempre hasta que llega Calaf, quien los acierta.

Pero Calaf, locamente enamorado, no se conforma. Quiere más: transformar a su amada, hasta hacerle cambiar su odio por amor. Calaf conseguirá finalmente que ella le ame.

Por tanto, se trata del triunfo del amor sobre el odio, o de lo humano sobre la barbarie.

PUCCINI DEJÓ LA OBRA INCOMPLETA
Efectivamente, GIACOMO PUCCINI compuso Turandot entre 1920 y 1924, dejándola inconclusa debido a cierta indecisión ante la resolución de la obra, y sobre todo al cáncer que finalmente no superó.

Enfrascado en el trabajo no dio importancia a unos dolores de garganta que padecía en primavera de 1924. Cuando acude a un especialista lo hace en Florencia, pero es ya tarde. Un tumor bajo la epiglotis amenaza su vida.

Puccini y Toscanini
Conmocionado por el grave pronóstico anunciado, su amigo ARTURO TOSCANINI acude presto a visitarle, y ambos repasan felices la partitura de Turandot casi acabada, a falta de su conclusión, mientras bromea el de Lucca al piano sobre el cambio de voz que su enfermedad le provocó. Al despedirse, PUCCINI le dijo al director: “si algo me sucediera no abandones a mi Turandot".

Se acude al tratamiento más avanzado en Europa, la radioterapia, todavía en fase experimental. Se la aplica el Dr. Ledoux en Bruselas, donde permanece siempre acompañado de su hijo Antonio, único sabedor realmente de la gravedad de la enfermedad. Desde allí, PUCCINI escribe a ADAMI: “Pobre Turandot; cuanto siento no haberla concluido, ¿me curaré?, ¿podré terminarla?”.

Puccini en su lecho de muerte
Posteriormente es operado. En el hospital le cuida una monja a quien él llama cariñosamente Suor Angelica, quien le acerca todos los días un ramo de violetas que le envía una anónima admiradora que firma Mimí. Pasan los días, y cuando parece que mejor responde al tratamiento, GIACOMO PUCCINI sufre un ataque al corazón que no es capaz de superar.

PUCCINI dejó escrita la música de Turandot hasta la muerte y despedida de Liù, y exactamente hasta la frase del coro “Liù!…poesia!”. FRANCO ALFANO trabajó hasta terminarla entre 1925 y 1926, recomponiendo los 36 bocetos dejados por el Maestro.

El director de orquesta titular de la Scala de Milan, ARTURO TOSCANINI, de acuerdo con TONIO PUCCINI y el editor TITO RICORDI II, sopesaron dejar la obra inacabada, pero posteriormente decidieron acometer su final.

Franco Alfano
ALFANO, también amigo de PUCCINI, fue llamado para esa labor, e independientemente de lo comprometido de la tarea y de algunas críticas, realizó un buen trabajo, consiguiendo un final firme y rotundo, siguiendo la partitura y los esbozos de PUCCINI y las indicaciones del director de orquesta, quien recortó su trabajo. Actualmente se representa la ópera con ese final de ALFANO recortado por TOSCANINI.

Aunque en los días sucesivos, la ópera se interpretó con la aportación de ALFANO, durante el estreno, el 25 de abril de 1926, en función concebida como homenaje a PUCCINI en la Scala, tan solo se escuchó la música que firmó el Maestro. TOSCANINI, llegada la muerte de Liù, suspendió la obra, y volviéndose al público dijo: “Aquí termina la ópera porque en este punto murió el Maestro”. El público de La Scala, lleno de emoción se puso en pié y quedó paralizado. El silencio fue absoluto. TOSCANINI abandonó el podio. Entonces, desde el fondo, un grito resonó en la sala: “¡viva Puccini!”.

LOS TRES PERSONAJES PRINCIPALES
LA PRINCESA TURANDOT
Bellísima, cruel, orgullosa, despiadada y fría, y con las manos manchadas de sangre, constituye uno de los dos prototipos de mujer en la obra del autor: la dominante e imperiosa.

Birgit Nilsson como Turandot
Requiere una soprano potente, de empuje y voz acerada. Solo canta 20 minutos, pero de manera intensa y en tesitura alta. En su aparición, es anunciada con su leitmotiv, traído del tradicional tema chino mo-li-hua, que significa jazmín, y que es repetido durante toda la obra. Sí: una flor. A PUCCINI desde el inicio le interesa relacionar a la sanguinaria, nada menos que con una flor…, porque al final, ya enamorada, Calaf con una flor la comparará.

Es presentada por PUCCINI en el segundo acto con dureza, con armonías disonantes e inestables que poco a poco se recomponen. Sin embargo utiliza desde ese principio las mismas melodías que más adelante repetirá en sus momentos finales del enamoramiento. Aquí podemos escuchar a Birgit Nilsson como Princesa Turandot y a Franco Corelli como Calaf en una grabación de 1971:


video de I Don't Get Opera

CALAF
Joven obstinado, enamorado, audaz, obsesivo, casi suicida, a pesar del riesgo y a pesar del daño que sabe les puede hacer a su padre y a la pobre Liù.

Franco Corelli como Calaf
Encendido por la pasión, acepta el desafío y se enfrenta a los 3 enigmas de la princesa por la atracción, por el morbo, por el amor, y porque detecta la pasión que anida bajo la máscara de la Princesa. Su ambición no se limita con ganar el reto y poseer a la Princesa. Quiere ganar a la Princesa, y quiere que la propia Princesa manifieste que lo acepta. Lleva el hilo conductor de la trama, -cosa poco frecuente en los personajes masculinos de la obra de PUCCINI-, siendo el personaje que mantiene hasta el final el interés.

Se requiere untenor lírico-spinto a la vez heroico y sentimental, al que se le exige voz potente y de acentos viriles para la primera parte, y lirismo de áureo colorido para la segunda. Canta escasamente también 20 minutos, pero con momentos extraordinarios, como sus dos arias: “Non piángere Liù…” y el fulgurante “Nessun dorma…”, verdadero canto a la victoria, cuya melodía es aportada de nuevo para terminar la obra. A continuación podemos escuchar esta célebre aria en la voz de Jussi Bjorling:


video de Onegin65  

LIÙ
Personaje clave: bondadoso, servicial, humano y conmovedor que contrasta con la protagonista. Ama en silencio a Calaf y se sacrifica por él, suicidándose para facilitar el idilio del príncipe con la princesa de hielo. Constituye el otro prototipo de mujer en las óperas del autor: la sumisa, dulce y entregada.

El papel es para soprano lírica. Solo canta 10 minutos, pero tiene dos dulces arias para especial lucimiento: el “Signore ascolta” construida sobre un tema pentatónico chino, y el “Tu che del gel sei cinta…” previo a su suicidio. Aquí podemos escuchar a Montserrat Caballé como Liù cantando el "Signore escolta":


video de AlbRobles

¿CÓMO ES LA MÚSICA EN TURANDOT?
En Turandot, como fábula musical, se mezcla lo realista con lo simbólico, y la fantasía oriental con el sentimentalismo romántico. De cuidada construcción, se alternan los personajes sentimentales, farsescos, y trágicos. El autor consigue crear las atmósferas de forma magistral, sin fisuras y sin desmayo en la inspiración. Para ello fluye la melodía estilo pucciniano dilatada y sutil al máximo, junto a las de estilo oriental.

Giacomo Puccini
PUCCINI examinó partituras de melodías tradicionales chinas, entre las que se encuentra el propio himno de 1644 de la gran dinastía del Imperio Qing, la canción del mo-li-hua, y otras procedentes de la cajita de música china de su amigo, el barón FASSINI. Con las melodías y ritmos orientales PUCCINI ejercita atrevidos tratamientos armónicos más allá de las usuales tonalidades mayor y menor occidentales, con una exquisitez que llega a la extenuación tonal, como puede apreciarse en los momentos corales del acto I, y el comienzo del III antes del “nessun dorma”.

La partitura de TURANDOT es la más rica en fuentes, y compleja en procedimientos de toda su obra. Es de extremo refinamiento, y de instrumentalización avanzada y rica en el foso donde destaca la percusión, y un inusual apoyo interno con nada menos que una banda, dos saxofones altos, más percusión, y órgano.

El idioma orquestal es más agresivo y moderno que nunca, caracterizado por la fuerza, el color y la poesía de la casa, y adquiere características sinfónicas de sabor impresionista, con tintes incluso expresionistas. Es su obra más vanguardista. PUCCINI escribió a ADAMI: “Pienso hora a hora, minuto a minuto en Turandot, y todo lo que escribí hasta ahora, toda mi música me parece ridícula y ya no me gusta”.

El compositor, sabedor de su evolución, también era consciente de que con su obra renunciaba a la modernidad más estricta. Decía: “Comparándola con las obras de Schöenberg, Turandot será una obra antigua antes de nacer, pero será una buena obra”.

¿CÓMO ERA PUCCINI?
PUCCINI era un hombre apasionado, y sin duda su obra es reflejo de ello. También su vida fue enigmática, intensa y “verista”, no exenta de emociones y escándalos. A los 26 años se va a vivir con una mujer casada, con quien tuvo un hijo, y con quien más tarde se casaría: Elvira Bonturi.

Doria Manfredi
En 1909 se suicida su joven sirvienta –Doria Manfredi-, acusada por la señora de la casa, Elvira, de ser amante de su marido, y además, -erróneamente-, de estar embarazada del músico. El escándalo fue mayúsculo en Torre del Lago, con repercusiones personales, familiares, sociales, judiciales, que costó mucho recomponer. Quizá persiguió el fantasma de Doria Manfredi a PUCCINI durante toda su vida.

GIACOMO ANTONIO DOMENICO MICHELE SECONDO MARIA PUCCINI, nacido en la pequeña ciudad Toscana de Lucca, quinto de siete hermanos en el seno de una familia de músicos, estudió música desde muy joven de la mano de su propio padre. Acudió a Pisa junto con unos amigos a presenciar una representación de Aida, a la edad de 18 años, quedando tan impresionado que desde ese mismo momento decidió dedicarse a la creación musical para el teatro: “Dios me tocó con su dedo meñique y me dijo: escribe teatro; solo teatro”.

Y así fue, porque aunque compuso diversa obra orquestal, de cámara, coral, sacra, 22 canciones, y un Himno a Roma, su obra se centra en la creación operística.

Antonio Bazzini
En Milán, a partir de 1880, fue alumno de AMILCARE PONCHIELLI, y de ANTONIO BAZZINI, autor en 1867 de una ópera llamada Turanda. En su desarrollo profesional bebió en fuentes románticas, como VERDI, y WAGNER, y buceó así mismo en la obra de DEBUSSY, STRAUSS, y STRAVINSKI.

PUCCINI compuso solo 12 óperas (ROSSINI 39, DONIZETTI 68, VERDI 28) ¿Y por qué solo 12? Por 3 motivos:

1. Era muy exigente con la elección de los argumentos, las tramas y los textos. Decía: “Si solo pudiera encontrar un argumento, un argumento lleno de pasión y dolor”. No aceptaba cualquier propuesta: rechazó innumerables. Leía novelas más o menos exóticas, y buscaba con lupa; y si no estaba seguro no empezaba a componer.

2. PUCCINI no daba puntada sin hilo. Era un perfeccionista. Todo en sus óperas tenía que estar atado y bien atado: nada es gratuito. Nada falta y nada sobra.

Giacomo Puccini
Y 3. Era un hombre dispuesto a disfrutar la vida: al Maestro le gustaban los amigos, las amigas, y las juergas. (Fundó el Club la Bohemia, y más tarde el Círculo Gianni Schicchi). Nunca estuvo dispuesto a renunciar a la caza, los coches, los barcos, la naturaleza, los viajes, y claro, todo eso “ocupa su tiempo”... Se ha dicho que era un experto cazador de patos salvajes, libretos, y mujeres.

Con su música, y con independencia de su clasificación (verismo/nuova scuola), PUCCINI quería fundamentalmente conmover. Decía: “Tengo que dotar de música a las pasiones humanas, al amor, al dolor, a las sonrisas, a las lágrimas, hasta sentir que esas pasiones se apoderan de mi y me sacuden. Sólo así puedo componer. Trabajar con un libreto que no me gusta me desespera”.

Giacomo Puccini
Buscó la conmoción a través de los sentimientos, poniéndolos a flor de piel. El “factor kleenex” es utilizado permanentemente por el maestro. Quiere mantener los corazones en vilo. El humor, que solo aparece puntualmente en sus obras –excepción hecha de Gianni Schicchi-, lo utiliza como recurso para el contraste, precisamente, con lo que quiere destacar: recordemos el comienzo del 4º acto de La Bohème.  

Su instinto dramático es infalible, Crea y retrata escenas como nadie. Sus arias, siempre interesantes, las crea lentas al principio creciendo en intensidad y carácter, para el disfrute de la grandiosidad vocal.

Las claves de PUCCINI son, pues, temas de profundidad psicológica, junto a grandes melodías que describen ambientes. Y la finalidad: la transmisión de los sentimientos para conmover.

¿CÓMO DECIDE COMPONER TURANDOT?
GIACOMO PUCCINI, tras el Tríptico tenía mucha ilusión en su ópera nueva. Quería hacer algo distinto, grandioso, buscando la síntesis entre su música, cada vez más elaborada, y una historia de sentimientos profundos.

Simoni, Puccini y Adami
El libretista ADAMI, durante un almuerzo en Milán en marzo de 1920, junto al crítico teatral SIMONI, -gran conocedor del mundo chino-, le sugirió trabajar sobre el viejo tema del poeta veneciano CARLO GOZZI, Turandotte,a lo que el compositor contestó: “Si sobre este argumento me creáis una Turandot fantástica, poética y llena de humanidad, la compongo. Exprimíos el cerebro y el corazón para escribir unos versos que hagan llorar al mundo, pero escribid como si lo hicierais para un muchacho de treinta años”.

Y es que un muchacho de treinta años es, ante todo, un soñador, alguien fuerte, que se deja llevar por la pasión, y alguien capaz finalmente de ganar, convirtiendo lo más difícil en realidad, como hizo Calaf. Quizá Turandot haya que escucharla como si fuéramos jóvenes de treinta años, para comprender mejor que lo fabuloso puede ser real si el amor es grande.

El tema de Turandot, -que ya lo conocía por la obra Turanda de su propio profesor en Milán, ANTONIO BAZZINI, y por la Turandot de 1917 de FERRUCCIO BUSONI- le interesó al Maestro, desechando otros temas -como el de Oliver Twist-que estaba barajando. Y le interesó como ejercicio donde humanizar un cuento, y de modernizar la commedia dell’Arte, de la que plasma elementos y personajes como los propios Ping, Pang y Pong.

Pero le interesó con una serie de condiciones, pues le parecía la obra de GOZZI y SCHILLER poco “heavy”. Él, como siempre, quería conmover, y para ello ordenó una serie de cambios en la estructura y en el guión, como la modificación de los 4 enigmas, y de los nombres de algunos personajes, la desaparición de otros, y les propone a los libretistas textualmente nada menos que: “exaltar la pasión amorosa de Turandot que durante tanto tiempo ha ocultado bajo su manto las cenizas de su gran orgullo”.

Leontine Pryce como Liù
Pero sin duda, el cambio más relevante de todos ellos lo constituye la introducción del personaje de Liù. Liù representa el amor puro, y es introducido por PUCCINI como colaborador necesario para el radical giro que debe realizar la princesa de hielo. Efectivamente, Turandot -ese ser sanguinario casi inhumano, que no conoce el amor, y revestido de hielo y de horror- debía ser transformada nada menos que en mujer enamorada, precisamente como exaltación del amor. Ese es el reto que asume PUCCINI.

Sin Liù, la fiel sirvienta de Timur, el argumento habría sido el mismo, y el final también, como en la obra de GOZZI: (princesa depravada se convierte en princesa buena y enamorada). Pero PUCCINI quiere introducirlo de manera que sea precisamente Liù la espoleta del proceso de transformación de la princesa, tras cuya triste desaparición nace otro amor: el de Calaf y la propia Princesa Turandot.

En noviembre de 1922, con 2 años de trabajo y el libreto cerrado a falta del crucial final, PUCCINI decide que Liù debe morir, y escribe a ADAMI: ”…hacerla morir bajo tortura, ¿por qué no?...su muerte ayudaría a ablandar el corazón de la princesa”.

¿Por qué hace todo eso el Maestro?

Giacomo Puccini
Pues bien, yo me atrevo a decir que lo hace por 3 motivos. En primer lugar porque con Liù aparece la dualidad de los dos tipos de mujer que siempre le interesó a PUCCINI, pero aquí, por primera vez, en una misma obra. En segundo, porque el autor quiere conmover, a través precisamente de la conmoción que Liù le causa a la Princesa Turandot.

Y en tercer lugar porque le sirve a GIACOMO PUCCINI como poderosa catarsis personal, ya que a través de la pequeña Liù logra librarse de la pesadilla que le atormenta desde el episodio de la pobre Doria Manfredi. Aquella fiel sirvienta que se suicida, le interesa presentarla como ese tipo de mujer pura, tras cuya desaparición, por cierto, el matrimonio y la propia vida del compositor finalmente pudo también recomponerse.

En marzo de 1924 estaba toda la ópera orquestada hasta la muerte de Liù. Pero el Maestro no podía continuar, pues los parlamentos últimos no estaban claros. Finalmente, el 1º de septiembre de 1924 le fueron entregados los versos definitivos, y PUCCINI comenzó de inmediato con los esbozos, señalando al margen de la partitura notas recordatorias para sí mismo, como esta de manera premonitoria: “Buscar aquí la melodía característica, amorosa, distinta”.

Giacomo Puccini
Demasiado tarde. Con Turandot trabajó duramente durante 4 años, pero no fueron suficientes para terminarla. Esa melodía “característica, amorosa, distinta” jamás se halló... y jamás sabremos cómo la habría diseñado GIACOMO PUCCINI.

Esto constituye el verdadero enigma de Turandot. Como dice Calaf: “il mio mistero è chiuso in me (mi secreto está encerrado en mí)”. Ese verdadero misterio, que comenzó en Bruselas el 29 de noviembre de 1924, probablemente nunca se resolverá.

Y en cualquier caso deseo que nadie corte la cabeza a los que quieran intentar averiguarlo.

Publicado por Jacobo Ríos-Capapé (“Amics de l´Òpera i de les Arts de la Comunitat Valenciana”).