EL
GÉNERO BUFO
La ópera cómica o buffa, en Italia, se asienta en una tradición que se remonta a
tiempos muy antiguos, pues podemos rastrear sus orígenes en la comedia latina
de Plauto y Terencio, género que a su vez es imitación de la comedia burguesa
griega representada por Menandro. La
ópera, como género artístico, nace a principios del s. XVII con inicial vocación
de recrear la tragedia griega, de resonancias aristocráticas. Pero pronto la
comedia bufa, que respondía a gustos más populares, se integra también en el
género operístico y, desde mediados del s. XVIII, el público de Italia había
desarrollado una verdadera pasión por este tipo de comedia, ahora de esencias
genuinamente napolitanas.
Los personajes de ópera bufa se construyen
sobre la base de estereotipos cómicos que se suelen repetir obra tras obra.
Entre estos tipos generales encontramos, entre otros, la pareja de jóvenes
enamorados, el viejo rico, el viejo con deseos libidinosos o el criado astuto
con grandes dotes para la acción rápida. La trama suele ser enrevesada y llena
de engaños y equívocos, en ocasiones con líneas superpuestas de acción que se
resuelven en un final feliz y con moraleja.
Rossini |
En este torbellino se vio inmerso Rossini desde 1810, cuando estrenó La cambiale di matrimonio. La primera
ópera de éxito verdaderamente resonante fue una ópera seria, Tancredi (1813), obra que abrió a Rossini las puertas de la fama en
Italia y fuera de ella. Ahora faltaba revalidar la corona con una obra bufa, lo
que sin duda no sucedió precisamente hasta el estreno de L´italiana in Algeri.
GÉNESIS
DE LA OBRA
Rossini ya pensaba en L´italiana in Algeri mientras ultimaba
el estreno de Tancredi, también en
Venecia. El libreto que utilizó es de un poeta llamado Angelo Anelli y, cosa común en la época, ya había sido utilizado
por otro compositor, Luigi Mosca,
hoy día del todo olvidado, quien cosechó un buen éxito con ella en La Scala de
Milán 5 años antes.
Se trata de la historia de una joven
italiana que se embarca rumbo a Argel donde tratará, con su astucia, de liberar
a su amado, que ha sido capturado por los piratas y vive ahora como esclavo al
servicio del bey de Argel. El argumento nos recuerda inmediatamente a una ópera
cómica de Mozart, El rapto en el serrallo, sólo que en
este caso es una mujer la que se mete en la aventura. Para sortear la censura,
que no hubiera permitido que una mujer viajara sola, hubo que poner un
acompañante masculino que la protegiera.
ESTRENO
Y DIFUSIÓN DE L´ITALIANA IN ALGIERI
La ópera la compuso Rossini en menos de un mes de febril trabajo (algo más que habitual
en su carrera) y se estrenó en el teatro San Benedetto de Venecia el 22 de mayo
de 1813. Fue un éxito rotundo donde no faltaron los bises a petición popular. Rossini, como es lógico, estaba
encantado y dijo que le agradaba ser aclamado por un público, el veneciano, que
estaba aún más loco que él mismo.
En los dos años siguientes la obra conoció
triunfales presentaciones en teatros de Italia y rápidamente en el resto del
mundo. En Barcelona se montó en 1815, en Londres se vio en 1819 y en Nueva York
en 1832.
Conchita Supervía |
LA
ACCIÓN
La obertura, brillante como tantas de las
oberturas de Rossini, contiene,
además del clásico crescendo, un efecto
sorpresa como homenaje a Haydn y su
célebre sinfonía.
ACTO
I
Escena 1. En el palacio del bey de Argel.
El bey, Mustafá, está cansado de su esposa
Elvira, que ya no le motiva así que quiere casarse con otra. Elvira, que sí le
quiere, se queja amargamente porque se ve a punto de ser repudiada. Mustafá
habla con Haly, el jefe de los piratas, y le encarga que le consiga una mujer
italiana, pues ha llegado a sus oídos que son mujeres de gran carácter. Como no
lo consiga lo empalará. Lindoro, un esclavo italiano del bey, suspira a su vez por
su amada que quedó en Italia al ser él, raptado pero Mustafá ha pensado precisamente
en él para casar de nuevo a su esposa Elvira. Le ofrece, si acepta, dejarlo
libre para volver a Italia. Con lo que Lindoro, aunque de muy mala gana porque
sigue muy enamorado, accede finalmente a casarse con Elvira. Podemos escuchar el aria de Lindoro, "Languir per una bella", interpretada por el tenor Juan Diego Flórez:
video de BelSoggiorno
video de BelSoggiorno
Escena 2. Nos encontramos en la costa de
Argel, donde ha naufragado un barco. En él viajaba Isabella, precisamente la
novia de Lindoro. La chica se ha embarcado hacia Argel para rescatar a su amor.
La acompaña Tadeo, un viejo enamorado de ella al que la joven manipula como
quiere. Haly los encuentra en la playa y los captura. Ellos fingen ser tío y
sobrina para que no los separen.
Escena 3. En una sala del palacio.
Los capturados por Haly son presentados
ante el bey. Mustafá, al ver a Isabella queda vivamente impresionado y ella se
da cuenta de que, con su astucia, puede hacer con él lo que quiera pues se
comporta como un auténtico pelele ante ella. Llegan Lindoro y Elvira, que están
a punto de embarcar. Isabella lo reconoce y él hace lo propio. Ambos novios se
quedan sin palabras por haberse encontrado inesperadamente e Isabella reacciona
en seguida. Le dice a Mustafá que no se puede separar tan rápido de su mujer porque
ésa es una costumbre bárbara a la vez que le pide que le dé al esclavo italiano
para su servicio personal. La escena concluye con un estrépito general y con
las voces haciendo uso de onomatopeyas que reproducen los sonidos que s les
pasan por la cabeza a los protagonistas de la trama.
ACTO
II
Escena 1. Un lugar en el palacio de Mustafá.
Elvira se ha dado cuenta de las habilidades
de la italiana para tratar al bey. Mustafá está deseando verse a solas con
Isabella. Para ello organiza el tomar café en las habitaciones de ella. Cree
que cuenta con Lindoro como confidente. Aparecen Isabella y Lindoro. Ella le
reprocha que se quiera casar con Elvira pero él le explica que no lo hará, que
es una táctica para poder volver a Italia. Ambos entonces se muestran
encantados de haberse reencontrado en tan extrañas circunstancias. Por otro
lado Mustafá, para agradar a Isabella, ha nombrado al viejo Taddeo kaimakán, diciéndole que es algo así
como lugarteniente. Aunque él desconfía de todo esto y piensa que Haly está
deseando cortarle la cabeza.
Escena 2. Habitaciones de Isabella.
Isabella recibirá al bey en su habitación para
el café aunque decide que Elvira esperará en la habitación contigua preparada
para presentarse. Mientras llega Mustafá la italiana enseña a Elvira las artes
de mujer que debe saber para lograr dominar a los hombres. Antes de entrar en
la habitación, Mustafá da instrucciones a Tadeo para que, en el momento que estornude,
él se retire para quedarse a solas con Isabella. Cuando por fin están todos
tomando el café, Mustafá comienza a estornudar pero Tadeo, que sigue loco por
Isabella, hace como que no oye y no se marcha. Ella confía en el éxito de sus
tretas y se ríe junto con su amado de la simplicidad de Mustafá y de Tadeo. Los
jóvenes ya planean su fuga juntos. Pero ella se sobrevalora y comete un error,
porque en ese momento avisa a Elvira para que pase y se quede a tomar el café
con todos, lo que no gusta nada a su marido, que desea perderla de vista cuanto
antes. Esto le hace ver que a partir de ahora deberá andar con pies de plomo.
Haly canta las dotes de las mujeres de
Italia para controlar a su antojo a los hombres. Tadeo y Lindoro hablan del
plan de fuga. A todo esto, Tadeo no sabe todavía quién es realmente Lindoro así
que le dice que él en realidad no es el tío de Isabella sino su amante. A
Lindoro lógicamente esto le hace gracia. Pero el caso es que, para burlar a
Mustafá, que ya está bastante mosqueado tras la escena del café, han decidido
honrarle otorgándole el título burlesco de “pappataci” (literalmente el
“comeycalla”). Le dicen que es un gran honor para todos los hombres casados de
Italia. La idea es emborrachar a los vigilantes y escapar todos, junto con
otros italianos secuestrados, rumbo a Italia. Pero la gran cantidad de alcohol
que ha encargado Isabella levanta la sospecha de Haly. Isabella reúne a los
italianos esclavos del bey y les lanza una arenga patriótica. Es el famoso "Pensa a la patria", que podemos escuchar aquí en la interpretación de Teresa Berganza:
video de Addiobelpassato
video de Addiobelpassato
Llega Mustafá, que no entiende nada pero
que se siente muy honrado con el título que le van a otorgar, y comienza la
ceremonia. Tadeo y Lindoro le explican que, como buen “pappataci”, deberá tan
solo comer, beber y callar. El barco que han preparado para la huida se acerca
y los italianos aprovechan que Mustafá no puede decir nada para subir a la
nave. Cuando se da cuenta de la burla, llama a la guardia pero se da cuenta de
que sus hombres nada pueden hacer porque están todos borrachos. Ante la
consumación de la burla, el bey ha aprendido la lección, asume su derrota y
decide agachar humildemente la cabeza y retornar a los brazos de su esposa
Elvira.
LOS
PERSONAJES
A pesar de provenir de estereotipos
cómicos, los personajes de una obra maestra como L´italiana in Algeri adquieren cada uno de ellos una personalidad
especial y diferenciada que los hace únicos dentro del género.
Lucia Valentini Terrani |
Luigi Alva |
Taddeo: se trata de un
bajo cantante o barítono. Requiere menos contundencia vocal pero también
agilidades. Sería un poco el correspondiente italiano del bey argelino pues
ambos hacen el papel de viejo pesado que quiere seducir a una jovencita y al
que hay que burlar y utilizar a la vez. Su tesitura es algo más aguda que la de
Mustafá y queda ensombrecido por él pero su papel es imprescindible para
compensar la trama y el peso vocal de un conjunto. El cantante del estreno fue Paolo Rosich y un Taddeo canónico es Enzo Dara.
Haly: bajo cantante que hace de tercera
voz grave. Tiene un aria propia de resonancias mozartianas (“Le femmine
d´Italia) aunque todo apunta a que no es de Rossini sino de un alumno suyo.
Elvira: soprano ligera.
Poco papel y tiene la función de hacer contraste con la protagonista pues es
mujer apocada y sumisa.
CARACTERÍSTICAS
DE L´ITALIANA IN ALGERI
Rossini, además de compositor,
era un buen cantante y, como tal, dota de un trato exquisito a las voces de sus
óperas. Estilísticamente la escritura vocal de L´italiana in Algeri destaca por el virtuosismo exigido a los
cantantes, especialmente a la mezzo y al tenor, y su línea de canto se
encuentra adornada de la característica coloratura
belcantista, consistente en rápidas sucesiones de de notas arriba y abajo
sobre la melodía y que parece como si la colorearan.
Rossini posee una gran intuición dramática, es un auténtico hombre de teatro y adecua perfectamente los personajes a lo que requiere cada escena. Esto es especialmente patente en el primer acto. El segundo, siendo también brillante, se deja llevar en cierto modo por lo ya creado en el primero. Es de destacar la gran predilección de Rossini por recrearse durante muchos minutos en situaciones absurdas a la que saca mucho partido cómico y musical.
Rossini posee una gran intuición dramática, es un auténtico hombre de teatro y adecua perfectamente los personajes a lo que requiere cada escena. Esto es especialmente patente en el primer acto. El segundo, siendo también brillante, se deja llevar en cierto modo por lo ya creado en el primero. Es de destacar la gran predilección de Rossini por recrearse durante muchos minutos en situaciones absurdas a la que saca mucho partido cómico y musical.
La orquestación rossiniana es fina y
elegante y, tal y como suele ser calificada en numerosas ocasiones, muy
chispeante. Los instrumentos tienen gran protagonismo al anticiparnos las
situaciones y crearnos la oportuna tensión para acompañar las palabras de los
protagonistas y los movimientos escénicos. Una de las carencias del belcanto era la poca implicación de la
orquesta, que servía casi exclusivamente de soporte para el cantante. Rossini en cambio consigue dar un
brillo especial e inconfundible al sonido del foso. Parece que el sonido,
aprovechando las originales intervenciones de los instrumentos de viento, sale
de en forma de ricos colores.
El más popular y conocido de los recursos
rossinianos, el crescendo, es algo
especialmente agradable al oído del espectador. Hoy en día el asistente a una
ópera de Rossini, si está
mínimamente informado, suele saber que se va a encontrar con esa melodía
creciente que acabará explotando y ya lo espera; pero en su día la cosa no
tenía precedentes, de modo que era un efecto muy sorprendente. Consiste en
iniciar un tema que poco a poco va creciendo en intensidad de volumen y cada
vez más rápido hasta que estalla finalmente con estrépito.
Otra característica rossiniana, a la que no
es ajena el mencionado crescendo, es
el ritmo trepidante que es capaz de imprimir a la escena cuando la situación lo
requiere. A propósito del ritmo dice el crítico Roger Alier que “el ritmo es
el elemento primordial de esta ópera y que este ritmo parece anunciar, con su
reiteración mecánica creciente, la inminente aparición de la locomotora y las
máquinas industriales”.
Una de las buenas aportaciones de esta ópera
a la evolución del género es la construcción de los concertantes, que aquí son
mucho más brillantes a los que se conocían hasta entonces. Especialmente el del
final del primer acto, que culmina con un septeto a base de ingeniosas
onomatopeyas (bum-num, din-din, tac-tac, cra-cra) que dibujan cómicamente la
situación de desbarajuste y locura que se vive en escena.
Una de las claves del éxito del Rossini bufo está en la combinación de los
rasgos de comicidad con las melodías exquisitas por parte de los personajes
enamorados, que es quizá lo que falta a maestros anteriores como Paisiello.
Es también interesante observar cómo Rossini, con esta obra, se convierte en
antecesor de Verdi en cuanto a su
velado mensaje político. “Pensa alla
patria” constituye un ilustre antecedente de el compromiso artístico
verdiano con el Risorgimento. Es como
si se estuviera gestando en el arte la rebelión que dará años después origen a
la unificación italiana.
En una línea propagandística parecida, la
ópera, aunque en tono de chanza, no pierde por ello la ocasión de ser vehículo
de ideología “occidentalista”, ridiculizando lo oriental por superfluo. En ese
sentido la obra constituye una auténtica defensa del matrimonio cristiano en
contra de la liviandad del concepto matrimonial islámico.
CONCLUSIÓN
L´italiana
in Algieri
es la ópera sobre la que Rossini
asienta las bases de su éxito futuro en el terreno de lo bufo. No en vano su
siguiente ópera cómica será Il turco in
Italia, un año posterior (1814), ópera asimismo de contraste entre
italianos y turcos, aunque de características diferentes. Rossini redondea su lenguaje, lo hace maduro, lo consigue dominar técnicamente
y, por tanto, lo hace perdurable para un buen puñado de óperas bufas más. Para
uno de los más ilustres rossinianos, el escritor Stendhal, esta ópera, aunque se trata de una obra de juventud, era ya
la perfección del género bufo.
Hombre a caballo entre el antiguo régimen
musical y la vanguardia, Rossini fue
capaz de ser respetuoso con la tradición sin dejar por ello de ser innovador y
original como pocos. Por ello fue admiradísimo en vida constituyéndose en un auténtico
fenómeno social y un verdadero ídolo del público. Y buena parte de su
extraordinario legado lo constituyen sus 15 óperas bufas, obras que, como esta Italiana en Argel, nos enseñan a sacarle
partido humorístico a las situaciones más dramáticas de la vida, a tomarnos la vida
un poco a broma sin dejar por ello de tomarla en serio.
Publicado por Íñigo de Goñi y Atticus (“Amics de l´Òpera i de les Arts de la Comunitat Valenciana”).
ennecus@yahoo.es
ennecus@yahoo.es
- “L'Italiana in Algeri”, de Gioacchino Rossini, se representa en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia los días 23 y 26 de febrero; y 1, 11, 13 y 15 de marzo. Más información en la web del Palau de les Arts.
- Duración aproximada: 2 horas y 50 minutos (Acto I: 75 minutos; Pausa: 25 minutos; Acto II: 70 minutos)
- La crónica de Atticus
- El País
- Valencia Plaza
- Mediterráneo
CRÓNICAS DE LAS FUNCIONES