Producción de Manon Lescaut que podrá verse en Les Arts |
En la Italia de los años ochenta del siglo
XIX, en el que Giuseppe Verdi (al
que aún le quedaba por dar a luz su Falstaff)
seguía siendo aún el indiscutible amo del panorama lírico y al que de momento
nadie conseguía desbancar, comenzaba a abrirse camino con dificultad el que
estaba destinado a ser su sucesor en el trono operístico, el joven Giacomo Puccini (Lucca 1858 - Bruselas
1924).
Puccini |
En el plano profesional, tras haber
estudiado en Milán y haber recalado allí profesionalmente, ya había compuesto y
estrenado dos óperas, Le Villi (1884)
y Edgar (1889), ninguna de las cuales
había acabado de lanzar al compositor a la fama. Será con su tercera ópera, Manon Lescaut, cuando Puccini consiga crear el primer trabajo
de verdadero peso dentro de lo que sería su brillante catálogo y la primera
ópera que se convertirá en obra de repertorio.
GÉNESIS
DE LA OBRA
La ópera se basa en la novela Histoire du chevalier Des Grieux et de Manon
Lescaut publicada en 1731 por el abate Prèvost.
Se trata de la historia de un joven, René
Des Grieux, que pierde la cabeza por una encantadora jovencita, Manon Lescaut, mujer que constituye en
sí misma un auténtico manual de seducción femenina y cuyas andanzas y
tribulaciones erótico-amorosas acaban por resultar mortales de necesidad para
la pareja.
Antoine F. Prevost |
El de Lucca no era el primer músico que se
fijaba en Manon para componer una
ópera. La obra ya había sido musicada a mediados del s. XIX, aunque sin mucho
éxito, por el compositor francés Daniel
Auber. Pero cuando Puccini se
fijó en la obra de Prévost era
perfectamente consciente de que se enfrentaba al grandísimo éxito que cosechaba
la Manon del gran operista francés Jules Massenet, estrenada en 1884. Pero
él, que creía en sus posibilidades, decía que la Manon de Massenet era un
personaje, en cierto modo, de peluca dieciochesca y que, en cambio, él sabría hacer
una más de carne y hueso. Decía también: “¿una
mujer como Manon, por qué no va a tener varios amantes?” Y añadía: “porque si Massenet la siente como un
francés, empolvada y con minués, yo la siento como un italiano, con pasión
desesperada”.
El célebre editor milanés Giulio Ricordi, quien al principio
recelaba, pero que creía firmemente en las posibilidades de Puccini, a quien había amparado bajo su
paraguas, acabó viendo con buenos ojos la idea y organizó el proyecto. En 1889 Puccini ya trabajaba en la ópera. El
libreto lo comenzaron a componer dos escritores de la casa, Marco Praga y Domenico Oliva, con quienes Puccini,
siempre propenso a colaborar en la confección de los textos, entró pronto en
conflicto. Poco después se sumaron a la tarea Giuseppe Giacosa y Luigi
Illica, quienes colaboraron más tarde en otras tres obras de Puccini (Bohéme, Tosca, Butterfly). Si a esto sumamos que el
propio editor también puso su granito de arena literario, tenemos que el
libreto de Manon Lescaut está escrito
en realidad por seis personas (Praga,
Oliva, Giacosa, Illica, Ricordi y el propio Puccini). Y hay quien cree que también
el compositor Ruggero Leoncavallo
aportó algo, con lo que los creadores podrían ser siete; lo que hizo que
finalmente, a la hora de presentar la ópera, se optara por no mencionar a
ninguno de ellos, cosa que aún hoy se suele hacer.
En cuanto a la música, Puccini añadió a su poderoso caudal melódico original algunos temas
rescatados de obras de juventud como el aria Mentia l´avviso, que, rehecha, será el aria del tenor Donna non vidi mai del acto I, o el
cuarteto Crisantemi, que aparecerá en
el interludio orquestal, o un Agnus Dei
a cuatro voces que será aquí el madrigal del acto II.
EL
ESTRENO DE MANON LESCAUT
La obra se estrenó con gran éxito en el
Teatro Reggio de Turín, el 1 de febrero de 1893, con el concurso de la soprano Cesina Ferrari y el tenor Giuseppe Cremonini en los roles
principales. “Salgo ahora del teatro
atestado de público elegante, lleno de un caluroso entusiasmo, con los ecos de
los aplausos dispensados a Manon Lescaut, que ha obtenido un éxito triunfal”,
decía Alfredo Colombani. Otro
crítico, Eduardo Augusto Berta
decía: “Puccini se revela como uno de los
mejores jóvenes compositores de óperas de Italia, si no el mejor”.
Puccini |
Puccini, fiel a su
proverbial perfeccionismo, modificó, para sucesivas producciones, hasta en seis
ocasiones y durante 30 años algunos aspectos de la obra, especialmente el final
del acto I dejándose aconsejar en los aspectos orquestales por el gran director
Arturo Toscanini.
El éxito de Manon Lescaut fue también económico y Puccini aprovechó las ganancias para adquirir su famosa villa de
Torre del Lago, la que sería su casa y refugio durante toda su vida.
LA
ACCIÓN
La ópera está ambientada a principios del
s. XVIII, está dividida en cuatro actos y tiene una gran movilidad.
ACTO
I
En el patio de una posada de Amiens se
espera la llegada de la diligencia. Cuando llega por fin el carruaje baja de él
una joven y bella desconocida de la que Des Grieux queda inmediatamente
prendado. El caballero se acerca y consigue que la joven le revele su nombre:
se llama Manon Lescaut, nombre que repite obsesivamente en un aria cuando queda
solo.
El chico indaga sobre ella y se entera de
que Manon, en principio destinada a entrar en un convento, en realidad ha sido
ofrecida a última hora por su hermano Lescaut, su hermano y acompañante, a un
viejo y rico recaudador de impuestos de París llamado Geronte, que aparece por
la posada. Irritado, Des Grieux consigue volver a hablar con Manon, le declara
su amor incondicional y le ofrece que se fuguen juntos en el coche que el
propio Geronte tiene preparado para llevársela. A Manon se le ilumina la cara
ante la idea de huir de su triste destino y la joven pareja se monta en el
carruaje.
Al enterarse de la fuga Geronte se siente
burlado. Pero Lescaut, que conoce los gustos caros de su hermanita, anima a
Geronte y le vaticina que tendrá su oportunidad porque Manon no durará mucho en
manos de un hombre sin excesivos recursos como Des Grieux.
En este primer acto hay dos partes bien
diferenciadas: la primera es costumbrista y de carácter alegre y desenfadado.
La segunda comienza con la aparición de la encantadora Manon, a quien se
dirigen inevitablemente todas las miradas y que inunda desde el primer momento
la escena con su charme.
ACTO
II
La predicción de Lescaut se ha cumplido y
encontramos a Manon instalada en la lujosa residencia parisina de Geronte. Como
mantenida del viejo goza de una privilegiada posición económica y disfruta a su
antojo de trajes y joyas. Pero se aburre tremendamente porque echa de menos a
Des Grieux. Manon habla con su hermano que la ve descontenta y hastiada; así
que éste decide que va a traerle a Des Grieux. Geronte aparece con un grupo de
amigos ante quienes alardea de su nueva vida con Manon.
Ella queda sola y en ese momento llega Des
Grieux. Los amantes se reencuentran en un apasionado duo y se olvidan de todo a
su alrededor. Pero Geronte vuelve de improviso y los pilla in fraganti. Entonces Manon se burla de él mostrándole en un espejo
su aspecto decrépito. Geronte se va educadamente pero promete volver.
Grabado de M.Leloir |
Este acto también tiene dos partes: la
primera, de ese aroma empolvado y francés de que hablaba Puccini, donde reside el aburrimiento de Manon, y una segunda parte
pasional y anticipadora de la tragedia desde que los amantes vuelven a
encontrarse.
La orquesta interpreta ahora una de las
páginas más célebres de Manon Lescaut:
el intermedio en el que el tema del destino, representado por una melodía
intensísima y carnosa, se adueña por completo de la obra y nos anuncia sin
reservas un trágico desenlace. Hay quien, como Elvio Giudici, lo ve como un homenaje a Massenet, con su intermedio de Thais
aunque también, por esa fuerza enorme que emana de las cuerdas, podría recordar
al de Cavalleria Rusticana. Aquí podemos escucharlo en interpretación de la Filarmónica de Viena dirigida por Herbert von Karajan:
ACTO
III
Es de noche y nos encontramos en el puerto
de Le Havre, desde donde las jóvenes presas condenadas por prostitución
esperan, recluidas en una celda que da a la vía pública, para ser deportadas a
las colonias francesas en Luisiana. Entre ellas, Manon. Aparecen Lescaut y Des
Grieux, que se encuentra visiblemente nervioso. Lo demuestran sus palabras:
ansia, eterna, cruel. Lescaut cuenta al caballero que tiene sobornados a los
soldados del cambio de guardia para que hagan la vista gorda y todos puedan
huir.
Manon asoma por la ventana de la celda y
Des Grieux se puede acercar a ella para explicarle la inminente fuga. En la
conversación se agrupan nerviosas palabras de amor. Manon sabe ahora que su
caballero no la ha abandonado. Pero se oye un disparo de alerta que hace ve que
el plan de huida se ha descubierto y un gentío acude para agolparse ante la
prisión.
Grabado de M.Leloir |
Este tercer acto recuerda mucho, por su
estructura, al tercer acto de La bohème,
con una primera parte también costumbrista enmarcando un ambiente de frialdad,
y una segunda parte, dramática en su totalidad, en la que la historia se
precipitará dándonos las claves argumentales que conformarán su trágico final.
ACTO
IV
La acción se traslada al desierto americano
de Luisiana. Manon y Des Grieux han huido. Están extenuados. Manon cae a tierra
por el agotamiento y la sed. Des Grieux sale en busca de agua. Manon se siente
sola, perdida y abandonada. Poco después expirará en brazos de Des Grieux.
En este último acto el dramatismo no
abandona nunca la escena y el espectador se encuentra inmerso en la tensión y
la compasión que genera la desesperada situación a que el amor ha conducido a
la infeliz pareja.
PERSONAJES
PRINCIPALES
MANON
LESCAUT
(soprano)
Una de las características más notables de Manon es su incapacidad para renunciar a
los lujos. En el segundo acto, en el interior de sus habitaciones en casa del
rico Geronte, desarrolla su faceta
más mundana y superficial entre ricos atavíos, sofisticados perfumes,
madrigales y minués en los salones, donde consigue embelesar sin esfuerzo a su
rico mantenedor, sin embargo ella echa de menos la humilde habitación donde
amaba a su pobre Des Grieux. Lo
expresará en una aria llena de encanto (In
quelle trine morbide) pieza perfecta desde el punto de vista estructural y
una de las más celebradas de Puccini. Podemos escuchar este aria en la voz de Maria Callas en una grabación de 1957:
La joven Manon es unos de esos personajes que sufren una metamorfosis desde
que aparecen en escena hasta que el drama, y con él la música, va transformando
con crudeza, hasta el punto de parecer al final otro personaje radicalmente
diferente de aquel que conocimos al principio. De aquella Manon del primer acto, tan coqueta, tan falsamente tímida y
encantadora hasta el extremo de enamorar perdidamente a primera vista, a la
mujer derrotada, desesperada y perdida en el desierto americano, hay un mundo
entero por recorrer. En pocos meses se ha bebido a tragos su vida. Ejemplo de
ello es su última aria, en la que la música se acerca algo al estilo de ese
efímero movimiento que conocemos como verismo,
en el que los personajes desarrollan las pasiones de la vida en melodías largas
que tratan de plasmar, tal y como es, la cruda realidad que tratan de
describir.
La Manon
de Puccini es una soprano dramática
que debe contar también con una faceta dulce y lírica, y por ello es inevitable
el recuerdo vocal de Traviata. La
camaleónica Maria Callas, capaz como
nadie de dotar de dramatismo a un instrumento vocal increíblemente versátil,
dibujó con su creación de esta heroína (que nunca interpretó en escena, pero que
grabó en 1957) una de las más atractivas y poderosas Manon Lescaut.
RENATO
DES GRIEUX
(tenor)
Nada más ver a Manon bajar del carruaje el caballero se enamora perdidamente de
ella; y su enamoramiento será ya absolutamente incondicional. Ejemplo de ello
son las sentidas palabras que le provoca la aparición de la heroína: “jamás vi mujer semejante a ésta”, que
constituyen el comienzo de una de sus arias más pasionales: “Donna non vidi mai”, la cual podemos escucharle aquí a Jussi Bjorling:
A partir del enamoramiento, todas sus
melodías están cargadísimas de lirismo. Porque Des Grieux, horrorizado por el futuro monacal que espera a Manon, la convence de que ambos deben
huir juntos. Pero la vida de la pareja, que se decide a eludir el convento para
irse a vivir el amor en plenitud, se va a ver tan perjudicada por los acontecimientos
y tan condicionada por el hecho de no ser Des
Grieux un hombre rico, que el personaje se verá aquejado, en el transcurso
de la historia, de una casi total impotencia para resolver las dificultades que
se le presentan. Ello lo hace francamente vulnerable y por ello es uno de esos
tipos operísticos de los que el espectador se compadece.
En su peregrinar por la obra hay un gesto
que lo consagra. Y es que, en el acto que se desarrolla en el puerto, una vez
intentado en vano todo lo intentable para salvar a Manon de su condena y destierro, y una vez comprobado que nada
puede hacer para liberarla, él llora amargamente delante de todos los que
observan la escena y ruega al capitán poder subir también él al barco que se
lleva a Manon presa hacia América. Des Grieux asume de este modo el mismo
destino de su amada, lo que lo ennoblece y lo destaca de modo especial entre el
número de los amantes operísticos más abnegados y sinceros. Podemos ver aquí ese fragmento en la voz de Plácido Domingo:
Des
Grieux
es un tenor spinto o incluso
dramático que debe tener gran capacidad de fiato
para dibujar en el aire frases muy amplias.
LESCAUT (barítono)
Es el hermano de Manon Lescaut y es un personaje que pulula entre lo simpático y lo
interesado de su conducta. Al ver que puede sacar beneficio del atractivo de su
hermana cambia los planes del convento para ofrecérsela al rico recaudador Geronte, con quien él mismo planea un
rapto. Pero pasa, de traficar con su hermana, a devolverle a su amante cuando
la ve hastiada de la vida que lleva con el viejo. Lescaut es un barítono que no necesita de grandes recursos
dramáticos por lo endeble de su figura.
GERONTE
DU RAVOIR
(bajo)
Geronte
du Ravoir
es el amante rico y viejo de Manon,
un recaudador de impuestos con sede en París. Su papel podía pasar más desapercibido
como uno de esos caballeros de alto poder adquisitivo que gozan de la compañía,
sexual y social, de una bella jovencita deseosa de lujos, a la que agasajan y a
la que lucen ante sus amigos como estandarte de su poder. Incluso en algún
momento parece atisbarse en él algo de rol
tragicómico heredero de los prototípicos viejos burlados de la ópera bufa. Pero
va más allá y, al verse engañado por ella (que se vuelve a encontrar con su
amante y que se va a llevar las joyas que él le ha comprado), la va a
denunciar, lo que se convertirá en el auténtico desencadenante del drama. Geronte puede ser un barítono o, mejor,
un bajo que dé contraste al Lescaut.
EDMONDO
Es un estudiante que ayuda a Des Grieux a hacerse con Manon y que aparece sólo en el primer
acto. Es un papel ideal para un secundario de nivel pues posee una apreciable
cantidad de buena melodía muy cantabile
y ofrece contraste al papel del tenor principal.
EL
CORO
Tiene en Manon Lescaut la función, clásica en la ópera, de contribuir a
ambientar la historia al estilo costumbrista, tanto en el caso de la posada del
acto I como en el puerto del acto III. Pero en este segundo, el del puerto,
además funciona como pueblo, observador pero activo, al estilo de la tragedia
griega. Tras ser consciente del drama que se está viviendo por parte de los
protagonistas, toma partido por Des
Grieux y contribuye con sus súplicas a que el capitán le permita subir al
barco con su amada.
CARACTERÍSTICAS
DE MANON LESCAUT
Puccini |
Sin embargo, la letra es muy rica en
matices y muy eficaz a la hora de expresar lo que quería Puccini que sintiéramos sin abandonar del todo al abate Prevost. Así que, a pesar de que sus
flaquezas, podemos dar el libreto por perfectamente válido. Se trata de un
libreto y no de una novela.
Técnicamente las distintas escenas, dentro
de cada acto, se entrelazan de manera fluida, como sucede en Wagner o en las últimas óperas de Verdi.
J.Bjorling y L.Albanese |
De modo que, como apunta Gabriele D´Amico, en la Manon Lescaut de Puccini “la aparición del
amor verdadero es en realidad la apertura de un abismo”. Porque, en dicha
escena del acto II, lo lógico sería que todo fuera el amor y la felicidad del
reencuentro, y así parece que es, pero Puccini
nos pone sobre aviso porque hay un momento en ese duo (a partir de la palabra “tentatrice”) en que la orquesta repica
casi fúnebremente y entonces los acordes del tema musical representativo de Manon suenan en tonalidad menor, la
tonalidad de la tristeza. Efecto clásico este,, del cambio de mayor a menor que
habíamos encontrado ya en el momento de la aparición en este acto de Des Grieux, lo que supone para Manon la mayor de las alegrías pero que
avisa al espectador de que algo malo se está gestando. Aquí podemos ver un fragmento de este dúo en las voces de Renata Scotto y Plácido Domingo, en una grabación de 1980:
Así que el espectador sabe desde ese
instante que todo está encaminado al drama. Drama que, si estamos atentos, ya
se atisba en las primeras palabras de Des
Grieux en el primer acto: “L´amore!
Questa tragedia ovver commedia io non conosco” donde el concepto amoroso
queda desde entonces ligado a la palabra “tragedia”.
V.Zeani y R.Tucker |
En Manon
nos encontramos una vez más ante ese tipo de mujer, encantadora y fascinante,
que busca su libertad vital y sexual con tanta espontaneidad que no se da
cuenta del todo de que vive en un mundo hecho por hombres y para hombres, y
además para hombres ricos. Tan solo el amor la sacará de ese mundo, pero por
ello habrá de pagar un altísimo precio: el de la pobreza primero, el de la
libertad después y, finalmente, el de su propia vida. Puede que la figura de
esta Manon Lescaut no alcance la
grandeza trágica de la Violetta de Traviata, que con su renuncia voluntaria
al amor se redime casi místicamente, pero sí posee en altísimo grado el valor
de la sinceridad; lo que no es poco en la actuación de una mujer que, a pesar
de su indiscutible liviandad moral (su irrenunciable amor por las joyas), desea
algo en principio tan sencillo como ser libre y ser feliz; situaciones ambas
durante tantos siglos vedadas a la mujer.
Puccini |
Se discute sobre si incluir o no a Puccini dentro de la corriente operística
conocida como verismo. La obra tiene
varios componentes de verismo entre los que destaca sin duda el acto III, en
buena parte creación de Puccini. La
crudeza de contemplar a la delicada Manon
entre una hilera de prostitutas insultadas con escarnio por la gente y a punto
de ser deportadas a América es descrita con esmero. La observación de la escena
por parte del pueblo también tiene gran sabor naturalista. Pero comparandolo
con Mascagni en Cavalleria y Leoncavallo
en Pagliacci, Puccini tiene doble mérito: sabe sacar aroma de música verista de
una obra del s. XVIII.
A diferencia de Verdi, que apenas utilizó el leit
motiv o “motivo conductor” que Wagner
había desarrollado como nadie, Puccini
se sirve de esta técnica con profusión y, aunque en Manon Lescaut todavía no alcanza su máximo desarrollo, el tema de Manon, el del destino y otros sonarán en
múltiples ocasiones con variaciones rítmicas y armónicas dependiendo de las
necesidades dramáticas. Puccini hace
un uso del leit motiv muy vivo y
dinámico y que se asemeja mucho a lo que hará un medio que por entonces
comenzaba a desarrollarse como arte, el cine, donde la música nos servirá de
anticipo y aviso de lo que va a suceder.
CONCLUSIÓN
Lucrecia Bori |
No lo tenía fácil Puccini cuando emprendió la arriesgada composición de su versión de
Manon Lescaut. No era aún un músico
reconocido ni famoso y la Manon de Massenet, que se había estrenado tan
solo 9 años antes, triunfaba sin paliativos. Pero él quería una nueva Manon, arrebatadora y pasional, que
diera contraste a la francesa. Y, para ambientarla, no pudo renunciar del todo
a la Manon francesa, con ese ambiente
de pelucas, polvos de arroz y minués, que en el caso de la Manon italiana, servirán con eficacia para conseguir un fuerte
contraste con ese crudo desenlace de carácter casi verista.
Nadie conseguía todavía desbancar a Verdi. Pero el gran dramaturgo George Bernard Shaw, tras asistir a la
primera representación de Manon Lescaut
en la ROH de Londres en 1894, ya veía a Puccini
como el heredero de Verdi. No se
equivocó.
Puccini |
Manon
Lescaut
es el primer gran éxito de Puccini y
es una obra muy de gusto del público. Primero por sus características
prototípicas de gran obra melodramática y además porque aquí Puccini se revela por primera vez en su
carrera como creador de una gran heroína y también como creador de gran
cantidad de melodías bellísimas y arrebatadoras, esas melodías puccinianas
poseedoras de esa especial languidez que le han hecho célebre y que en esta
ópera son especialmente poderosas, y que por tanto calan con facilidad en el
público. La obra posee además dos personajes que permiten un completo lucimiento a los
dos protagonistas.
LA
VERSIÓN DEL PALAU DE LES ARTS
La versión que veremos en Valencia cuenta
con la soprano uruguaya María José Siri,
que ha cantado recientemente Otello
de Verdi en Turín y cantará Un ballo in maschera en Bolonia. Des Grieux será el tenor puertorriqueño Rafael
Dávila, un spinto que
recientemene ha cantado Cavalleria y Pagliacci en Nápoles, Tosca en Leipzig y Miami y Fanciulla del West en Mineapolis. El
papel de Lescaut lo interpretará el joven
barítono del Centre de Perfeccionament
Germán Olvera. El solvente bajo
danés Stefen Milling, habitual de
Valencia, donde ha cantado desde Fidelio
hasta La forza pasando por el Hunding de Valquiria, es Geronte. Plácido Domingo, que conoce la obra a
la perfección por ser un Des Grieux
de auténtica referencia, dirigirá a la estupenda Orquestra de la Comunitat Valenciana y al fantástico Cor de la Generalitat. La dirección
escénica es del británico Stephen
Medcalf, quien dirigió en 2013 en Les Arts La flauta mágica, siendo esta producción del Teatro Reggio de Parma
(2005), su única incursión, hasta ahora, en Puccini.
Publicado por Íñigo de Goñi y Atticus (“Amics de l´Òpera i de les Arts de la Comunitat Valenciana”).
- Podéis consultar el libreto de Manon Lescaut AQUÍ.
- “Manon Lescaut”, de Giacomo Puccini, se representa en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia los días: 9, 12, 16, 19, 21 y 27 de diciembre. Más información sobre repartos y venta de localidades, en la web del Palau de les Arts.
- Duración aproximada, incluyendo dos descansos, 3 horas y 30 minutos.
CRÓNICAS DE LAS FUNCIONES
La crónica de Atticus AQUÍLa crónica de Maac AQUÍ
Valenciaplaza.com AQUÍ
El País AQUÍ