LUCREZIA BORGIA DE GAETANO DONIZETTI.-
Aunque caída en cierto olvido durante la primera mitad del s. XX, después de Il trovatore y Un ballo in maschera de Verdi, Lucrezia Borgia de Gaetano Donizetti fue la ópera más representada en Valencia durante el siglo XIX. Compuesta en tan solo tres meses para la inauguración de la temporada de carnaval del teatro alla Scala de Milán el 26 de diciembre de 1833, día de san Esteban, su estreno fue tal éxito que a la primera representación siguieron treinta funciones más.
Su libreto se basa en el drama homónimo de Víctor Hugo en el que se nos presenta a Lucrecia Borja, la hija del setabense papa Alejandro VI, incestuosa y envenenadora como modelo de la desviación moral más odiosa que, no obstante, es capaz del más noble de los sentimientos humanos, el maternal.
El tema presenta cierto paralelismo con otro de los dramas de Víctor Hugo, Le roi s’amuse, que servirá de base al libreto de la conocida ópera de Verdi, Rigoletto. En este segundo drama el escritor francés nos presentará la deformidad física más repugnante en contraste con uno de los sentimientos más nobles, el paternal, que engrandecerá al personaje y nos hará olvidar su fealdad física. La paternidad santifica la deformidad física en Rigoletto y la maternidad ocultará la desviación moral en Lucrezia Borgia. Ambos personajes viven un recorrido trágico que implica el asesinato de su propio hijo, homicidios ambos igualmente involuntarios que traen causa de la monstruosidad del progenitor.
Donizetti es un compositor que ha sido en ocasiones injustamente minusvalorado por los programadores de los teatros de ópera básicamente por tres motivos. En primer lugar por situarse cronológicamente entre dos gigantes de la historia de la música como son Rossini y Verdi, y ser contemporáneo de otro compositor con una breve pero compacta y apolínea producción como lo fue Bellini. En segundo lugar por la extensísima obra que nos ha dejado, Donizetti compuso más de setenta óperas y, como es natural, no todas son obras maestras. Y en tercer lugar porque la recuperación que de su obra se produjo a mediados del siglo XX se fijó fundamentalmente en lo superficial, en las agilidades y coloratura, construyendo una suerte de belcantismo vacío. Pero la obra de Donizetti es más que florituras y abbellimenti.
Cuando se estrena Lucrezia Borgia, Donizetti ya ha triunfado con Anna Bolena y L’elisir d’amore, aún faltarán por ver la luz otras de sus obras más emblemáticas como Lucia di Lammermoor, paradigma del romanticismo vocal, y Don Pasquale, canto del cisne del género bufo, pero con Lucrezia Borgia logrará ya consolidar plenamente el modelo del melodrama romántico italiano.
Arriesgándose a tener graves problemas con la censura y a disgusto del libretista Felice Romani, es el mismo Donizetti el que propone el truculento tema de la hija del papa que envenena a su propio hijo. Al compositor le interesará resaltar los múltiples coups de théâtre típicamente románticos del texto que enfatizará musicalmente de manera magistral: el vaticinio (en el que se basará la acción de Macbeth de Verdi), la revelación de la identidad de la enmascarada (que Verdi incluirá en el acto tercero de Un ballo in maschera), la carta de la madre desconocida (que Verdi utilizará en I Vespri Siciliani), el enamoramiento a primera vista, el deseo de venganza del duque y el de la duquesa (la clásica vendetta), la madre que solicita la ejecución del detenido sin saber que es su hijo, la revelación de identidad ignorada por los protagonistas que, entre otros golpes de efecto, veremos serán utilizados por otros compositores y libretistas en lo que queda de siglo XIX. En cada uno de estos momentos Donizetti creará una tensión musical que verdaderamente elevará el efecto dramático.
Es natural que Donizetti no descuidara el aspecto vocal de las obras siguiendo una tradición que hundía sus raíces en la ópera seria barroca, no en vano estamos en plena época belcantista romántica, pero también se preocupará de pedir a sus cantantes convicción dramática y una actuación teatral poderosa. Con Lucrezia Borgia Donizetti irá, por tanto, un paso por delante de las expectativas del público acomodado por el éxito de las producciones rossinianas que se encontrará enseguida a gusto con este giro dramático. El éxito de esta nueva acción músico-teatral tan violenta revelará los signos de decadencia del estilo rossiniano, algo más vacío de contenido teatral.
Para su estreno en Valencia en 1841 el teatro Principal editó un elegante libreto bilingüe, uno de cuyos ejemplares procedente del legado de Nicolau Primitiu Gómez Serrano se conserva en la Biblioteca Valenciana sita en el antiguo Monasterio de San Miguel de los Reyes. Hojeándolo podemos comprobar que en el reparto predominan los apellidos italianos y que entre los miembros de la orquesta, el director de escena, el del coro y los técnicos los apellidos son netamente valencianos.
Les Arts Reina Sofía estrena una nueva producción de esta obra maestra de Donizetti cuya dirección de escena se deberá a Emilio Sagi que nos suele obsequiar con pulcras puestas en escena siempre respetuosas con la dramaturgia del libreto, y quien ya abordó esta obra en 2001 para la Asociación Bilbaina de Amigos de la Ópera. La dirección musical estará a cargo del codirector del coliseo valenciano Fabio Biondi a quien los aficionados valencianos recuerdan en este repertorio por sus magníficas interpretaciones de Norma de Bellini y Anna Bolena de Donizetti en el Palau de la Música de Valencia en 2012 y 2014, respectivamente. Todo ello, a lo que podemos añadir el atractivo de la soprano de culto Mariella Devia en el rol titular que ya cantó en La Scala en 2002, hacen de estas funciones una buena oportunidad para volver a escuchar y ver esta bellísima ópera que durante la segunda mitad del s.XIX fue una de las más representadas en Valencia.
Javier Monforte Albalat
Amics de l’Òpera i de les Arts
de la Comunitat Valenciana