“La bohème”(“La
bohemia”) es una ópera en cuatro cuadros con libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica y música de Giacomo
Puccini. El estreno tuvo lugar en Turín el 12 de febrero de 1896, siendo
hoy en día una de las óperas más populares de todo el repertorio y la más
representada de su autor en los teatros de todo el mundo.
La acción se
desarrolla en París hacia 1830.
Personajes
principales:
Mimí, bordadora (soprano)
Rodolfo, poeta (tenor)
Marcelo, pintor (barítono)
Musetta, amiga de Marcello (soprano)
Schaunard, músico (barítono)
Colline, filósofo (bajo)
Benoit, casero (bajo)
Alcindoro, político (bajo)
CUADRO I:
Cartel original 1869
Es Nochebuena. En
una humilde buhardilla del barrio latino van apareciendo en escena, presentados
y arropados por una chispeante música, los cuatro jóvenes que en ella habitan:
el pintor Marcelo, el poeta Rodolfo, el filósofo Colline y el músico Schaunard. Todos se afanan por combatir el intenso frío y, a pesar
de su situación de miseria material, su natural generoso les lleva a compartir
alegremente lo poco que tienen. Rodolfo
es capaz de sacrificar un drama suyo para calentar la estufa y Colline ha intentado en vano empeñar
unos libros. Finalmente Schaunard,
que ha cobrado unas clases particulares, aparece con comida y bebida para
todos. La música es desenfadada, por momentos alocada, y acompaña, con maestría
en la orquestación, la actitud alegre y despreocupada de los bohemios.
Giacomo Puccini
La aparición del
casero Benoit, que exige el pago del
alquiler, llena súbitamente el ambiente de nerviosismo al tiempo que obliga a
los muchachos a aguzar su ingenio. Y enseguida improvisan un plan. Consiguen
emborracharlo, y lo llevan a su terreno con el fin de que confiese su
libidinosa afición a las faldas. Ellos entonces se fingen indignados y heridos
en su moral, pues se trata de un hombre casado, y lo expulsan de la casa por
indecente. Por esta vez se han ahorrado pagar al casero. Dadas las
características argumentales de esta escena, está construida mediante una
mixtura de recitado y canto en el que predominan la intención dramática y los
sutiles apoyos orquestales que acompañan inteligentemente cada frase.
Mirella Freni (Mimí)
Luciano Pavarotti (Rodolfo)
Liberados del
engorro del casero, los jóvenes se disponen ahora a bajar al café “Momus” a
celebrar la Nochebuena, pero Rodolfo
decide quedarse un rato más pues debe concluir un artículo. Con la casa en
calma, inopinadamente se presenta Mimí,
una joven vecina que pide lumbre para su una vela que se le ha apagado. Ya
desde su aparición da muestras de una salud minada. Fatigada por haber subido
la escalera, se desmaya. Rodolfo la
reanima. Pero, al observarla, se encandilan sus sentidos y comienza, educada y
tímidamente, a cortejarla (“Che gélida
manina” “Qué manita tan fría”, aria de tenor). Mientras avanza en su
parlamento el poeta va ganando la confianza que le ofrece la muchacha y, a
medida que se crece en su osadía, la música sube en intensidad hasta crear un
ardiente y arrebatador clímax
(culminado vocalmente en un valiente do
de pecho) tras el cual se retoma la calma. La joven, una modesta modistilla
que borda flores de colores, se presenta a su vez como un alma sencilla,
cándida y amante de la vida (“Sí, mi
chiamano Mimí” “Sí, me llaman Mimí”, aria de soprano) mientras, en mimética
correspondencia con la de su partenaire,
su aria pasa de la timidez al arrebato lírico para volver a concluir en
elegante serenidad.
Entre ellos surge, espontáneo y envuelto en una atmósfera
musical sensual y mágica, el amor. Y entre las finas palabras de pasión con que
se desarrolla el siguiente diálogo (“O
soave fanciulla” “Oh dulce muchacha”, duo de tenor y soprano), arrebatador
y pleno de vena lírica, los recién enamorados van bajando al café al encuentro
de los amigos. Aquí podemos escuchar ese dúo en las voces de Jussi Björling y Renata Tebaldi:
video de GermanOperaSinger
CUADRO II:
Acto II La Bohème (Franco Zefirelli)
Los bohemios se
encuentran ya en la terraza del “Momus” ante la cual desfilan, en una escena de
naturaleza coral, vendedores ambulantes, multitud de chiquillos y distintos
tipos sociales del París de la época. Schaunard,
regateando, consigue una trompa a bajo precio, Colline se compra un abrigo usado y Marcelo, pesimista, se lamenta de su mala suerte en el amor. Rodolfo, que ha comprado un gorrito para
su recién estrenado amor, la presenta en sociedad con aires poéticos (“Questa é Mimí, gaia fioraia” “Ésta es
Mimí, alegre florista”). La tristeza de Marcelo
contrasta, pero a la vez se funde, con la exultante alegría de Rodolfo.
Pero he aquí que se
presenta en el café Musetta, coqueta
joven y antigua novia del pintor, al que todavía ama, acompañada de Alcindoro, un viejo rico de quien no
duda en aprovecharse. Al ver a Marcelo
decide provocarle y, a la vez, dar celos al viejo. Para ello, acercándose a la
mesa en la que los bohemios cenan, la chica canta provocativamente un bonito
vals de eróticas intenciones (“Quando
me´n vo soletta per la via” “Cuando voy solita por la calle”). La pieza
define musicalmente con meridiana precisión el carácter de Musetta, sensual a flor de piel y socialmente atrevido. Aquí la podemos escuchar en la voz de Anna Moffo como Musetta:
video de latraviata1853
Renata Tebaldi como Mimí
Alcindoro se escandaliza y acaba
marchándose lleno de vergüenza. Marcelo
se resiste pero al fin capitula y salta de júbilo convencido de haber recuperado
el amor de Musetta al tiempo que una
juventud que creía perdida para siempre (“Gioventú
mia, tu non sei morta!” “Juventud mía, tú no te has muerto”) frase en la
que estalla por fin, valiéndose de la misma melodía que Musetta en su vals, la reprimida actitud pasional del joven, quien
se funde con su recuperada amada en un apasionado abrazo de reconciliación.
Ahora la felicidad es completa en el grupo.
Acabada la cena,
unos soldados desfilan frente al café al son de una marcha. Los bohemios
abandonan alegres el local y Musetta
carga toda la cuenta al ridiculizado Alcindoro.
CUADRO III:
Ha pasado algo más
de un mes. Es un frío día de febrero en el exterior de una taberna de las
afueras de París. Nieva. Mientras amanece, barrenderos, aduaneros, lecheras,
carreteros y campesinos inician su jornada.
Licia Albanese como Mimí
Mimí aparece en escena tosiendo y mostrando
evidentes signos de que su salud está muy deteriorada. Va en busca de Marcelo, que trabaja decorando el cartel
del establecimiento junto con Musetta,
que sirve en la barra. Cuando encuentra al pintor, Mimí se desahoga contándole el triste momento por el que atraviesa
su relación con Rodolfo quien, según
ella, aunque la ama, se muestra patológicamente celoso y quiere dejarla (“Rodolfo m´ama e mi fuge” “Rodolfo me ama y
me huye”). Las frases de Mimí,
melódicamente inspiradísimas, nos revelan al Puccini más tierno.
Carlo Bergonzi como Rodolfo
Llega Rodolfo, que dormía en el interior, y Mimí se esconde pero escucha atentamente
la siguiente conversación. El poeta confiesa a su amigo que Mimí le atormenta por su constante
coquetería con otros hombres. Para el pintor eso no es muy creíble (“lo debbo dir, non mi sembri sicer” “Debo
decirte que no me pareces sincero”). Es inútil disimular y entonces estalla
confesando atormentado la verdad: Mimí
está muy enferma y él, pobre de solemnidad, no puede ofrecerle lo que la salud
de la chica requiere. Él, aun amándola con pasión, desea que encuentre otro
hombre que pueda ayudarla. El atormentado relato del poeta (“Mimí é tanto malatta” “Mimí está tan enferma”) se mueve en el
terreno de una melodía intensamente lírica por parte del tenor pero que a su
vez anticipa, por vez primera, la tragedia que se avecina, a base de fúnebres
resonancias y apoyado por una intensa orquestación.
Mimí, al enterarse así de su mortal enfermedad,
rompe a toser y es descubierta por Rodolfo.
Consciente de su error, el joven intenta convencer a Mímí de que exageraba pero ella ya no le cree y piensa que ha
llegado el momento de poner fin al romance. Nos lo expresa en una nueva aria (“D'onde lieta uscí al tuo grido d´amore
torna sola Mimí al solitario nido” “Mimí vuelve sola al solitario nido de donde
salió feliz a tu grito de amor”) en que parece desmontarse pieza a pieza la
construcción del amor del cuadro primero destacando la reiteración de vocablos
referentes a la soledad. Mimí volverá
sola a bordar sus flores. Aquí tenemos a Mirella Freni cantando ese emocionante fragmento:
video de ManonLes88
Piotr Beczala (Rodolfo)
Anna Netrebko (Mimí)
Pero Rodolfo insiste y logra convencerla con
sus ruegos. Finalmente deciden continuar con su amor al menos hasta que
consigan ver juntos la llegada de la primavera. Mientras Rodolfo y Mimí dialogan
deambulando entre la tristeza de su situación real y la sincera fuerza de su
amor, Musetta y Marcelo discuten por los constantes coqueteos, ahora sí evidentes,
de ella. Mientras una pareja se habla tiernamente y en elevado estilo (“Chiacchieran le fontane, la brezza della
será balsame stende sulle doglie umane” “Murmuran las fuentes, la brisa de la
tarde extiende su bálsamo sobre las penas humanas”), la otra se increpa
mutuamente con palabras soeces. “Vipera”,
“strega” (“víbora, “bruja”) - le dice Marcelo;
“pittore da bottega”, “rospo” (“pintor de
brocha gorda”, “sapo”) - le responde Musetta.
Este final del acto lo compone un elaborado cuarteto que ofrece al espectador,
prodigiosamente presentada en sendos planos paralelos, la distinta situación
anímica de las dos parejas.
CUADRO IV:
Unos meses después.
Es primavera y nos encontramos de nuevo en la buhardilla de los bohemios. Rodolfo y Marcello tratan en vano de olvidar a Mimí y Musetta
escribiendo y pintando. El mundo parece detenerse en el dúo “O Mimí, tu più non torni” (“Oh, Mimí, no
volverás más”). Pocas veces el arte ha descrito con más sutileza la
melancolía que provoca un amor perdido. Podemos escuchar ese hermoso dúo en las voces de José Carreras y Vicente Sardinero:
video de Onegin65
Llegan Schaunard y Colline y los cuatro bohemios se divierten simulando una escena de
baile que desemboca en la simulación de un duelo. El ritmo y la alegría van
creciendo hasta alcanzar un intensísimo y trepidantemomento.
José Carreras (Rodolfo)
Teresa Stratas (Mimí)
Pero la música
cambia drásticamente a una sombría tonalidad menor. La llegada desesperada de Musetta pone fin a la fiesta. Trae a Mimí, muy enferma, que apenas tiene
fuerzas para subir la escalera pero quiere morir al lado de su amado. Rodolfo, tal y como hizo en el primer
acto, la acomoda en un camastro y, de nuevo, su compañía parece hacerla
renacer. Hacen falta médico y medicinas y para ello Musetta encarga a Marcello
que vaya a empeñar sus pendientes. El filósofo Colline, antes de empeñar también su abrigo, se despide
estoicamente de la prenda (“Vecchia
zimarra, senti” “Escucha, viejo abrigo”). Esta breve y original aria del
bajo se construye a base de un sencillo declamado sobre un acompañamiento de
tintes fúnebres que va anticipando el cercano desenlace de la obra. Aquí podemos escuchar la interpretación de Nicolai Ghiaurov:
video de ManonLes88
La pareja queda
sola y recuerda los tiempos en que se amaban. Vuelven a fluir ahora, evocadoras y más bellas que nunca, las
melodías del primer acto, ya de sobra conocidas por el espectador, constituidas
en motivos musicales del amor. Mimí
parece haberse quedado dormida mientras Musetta
reza ansiosamente. Los jóvenes, excepto Rodolfo,
se acercan al lecho y se dan cuenta de que Mimí
acaba de expirar. Cuando el poeta advierte que sus amigos le miran con
expresión de muerte, él se abalanza sobre el cadáver de su amada y la invoca en
vano repitiendo, en un grito desgarrado construido sobre una única nota, el
nombre de su amada (“Mimí, Mimí!”).
Publicado por Íñigo de Goñi (“Amics de l´Òpera i de les Arts
de la Comunitat Valenciana”).
“La Bohème”, de Giacomo Puccini, se representa en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia los días 2, 5, 8, 12, 15, 18 y 21 de diciembre. Más información sobre repartos y venta de localidades en la web de Les Arts.
Duración aproximada: 2 horas y 35 minutos (Actos I y II: 65 minutos; Descanso: 30 minutos; Actos III y IV: 60 minutos).