Wolfgang
Amadeus Mozart
(Salzburgo 1756-Viena 1791) compuso, unos meses antes de morir, ”Die Zauberflöte” (“La flauta mágica”),
su última obra para la escena, considerado el más perfecto de los trabajos
operísticos del salzburgués en lengua alemana y su auténtico testamento
artístico e ideológico.
La obra, que consiguió entusiasmar hasta al
gran rival de Mozart, Antonio Salieri, fue un encargo del
polifacético hombre de teatro Emanuel
Schikaneder (1748-1812), director por entonces del popular teatro Auf der Wieden, situado en los arrabales
de Viena, y contiene en su argumento constantes referencias y homenajes a las
actividades de la francmasonería, a la que Mozart
perteneció activamente los últimos siete años de su vida.
El propio Schikaneder es el autor del libreto, para el que se basó
fundamentalmente en dos obras del escritor ilustrado alemán Cristoph Martin Wieland (1733-1813): el
poema Oberón y el cuento Lulú o la flauta mágica. La obra es del
género conocido como singspiel, un
tipo de teatro musical popular alemán que alterna en su desarrollo partes
cantadas con partes habladas y donde encontró la más calurosa de las acogidas fue
entre el entusiasta pero escasamente instruido público de las barriadas más
populares de Viena.
Su estreno, con el propio Mozart a la batuta, constituyó un gran
éxito, llegando a más de 200 representaciones seguidas en el teatro Auf der Wieden. “La flauta mágica” pronto se hizo muy popular en otros países de
ámbito germánico, donde desde entonces jamás se ha bajado de los escenarios. Al
resto de Europa llegó bastante más tarde (a España, por ejemplo, ya entrado el
siglo XX) aunque hoy día ocupa el honorable lugar de ser la ópera más representada
en todo el mundo.
PERSONAJES
PRINCIPALES
Papageno, un pajarero ambulante
(barítono)
Tamino, joven príncipe
(tenor)
La
Reina de la Noche,
poderosa maga (soprano)
Pamina, joven princesa,
hija de la Reina de la Noche
(soprano)
Sarastro, sacerdote de Isis
(bajo)
Monostatos, siervo de
Sarastro (tenor)
Papagena, una mujer anciana
(mezzosoprano)
Las tres damas de la Reina de la Noche (soprano, mezzo y contralto)
Tres genios o ángeles (voces blancas de
soprano, mezzo y contralto)
LA ACCIÓN DE LA FLAUTA MÁGICA
La acción de esta fábula musical, que se
desarrolla a lo largo de dos actos de una duración similar (ca. una hora y media cada uno), nos
traslada a una vaga localización de tiempos y lugares de leyenda.
ACTO
I
Tras una solemne obertura orquestal
construida sobre un tema fugado, el primer acto nos presenta al joven príncipe Tamino, que ha salido de cacería y a
quien encontramos desmayado ante la aparición de una serpiente gigante. La
enigmática Reina de la Noche ayuda al
joven y le regala una flauta mágica que tiene la virtud de amansar a quien
escucha su encantador sonido. Con ella el muchacho podrá acceder al palacio de Sarastro donde se encuentra cautiva la
joven princesa Pamina, hija de la Reina de la Noche. A la chica la retiene
el viejo Sarastro, a quien la reina
describe como oscuro, cruel y tiránico.
Para lograr acercarse hasta Pamina, contará con la ayuda de tres
damas que sirven a la reina y de tres ángeles. A Tamino le acompañará en su viaje Papageno, un pintoresco e inquieto vendedor de pájaros a quien la reina
regala también un instrumento mágico, un carillón de campanitas. Pamina, por su parte, intentará huir del
palacio donde se ve retenida contra su voluntad. Pero cuando Tamino llegue a la morada de Sarastro se iniciará, a ojos del
espectador, la transformación de todos los elementos que hasta el momento se le
habían presentado.
ACTO
II
El segundo acto desarrollará en toda su
amplitud la transformación del valeroso príncipe mientras avanza en compañía de
Pamina y ayudado por el poder de la
flauta, por un tortuoso camino de interrogantes, triples puertas y pruebas
iniciáticas que le dirán si es digno de entrar en el Templo de la Sabiduría. En
un segundo plano, Papageno, con su
carillón, tratará de colmar su deseo de encontrar el amor de una mujer. Y, mientras
la Reina de la Noche libra su desesperada
batalla contra Sarastro, su hija Pamina, destinada por él a ser la
compañera de Tamino, sentirá la
terrible desesperación de creer que ha sido abandonada por su amado. El
desenlace pondrá a todos y cada uno en su sitio y llevará al espectador, desde
el caos inicial, al orden, la paz y la concordia que emanan de la sabiduría.
COMENTARIO
Mozart pasó a formar
parte activa en el año 1784 de la logia masónica conocida como “La beneficencia”. Las asociaciones
dieciochescas de tipo francmasón trataban de desarrollar en sus miembros el
espíritu filantrópico y humanista que emana de la razón y sus reuniones estaban
repletas de simbolismo muchas veces de origen oriental egipcio. El credo de la
masonería de la que Mozart fue
adepto se resume en tres palabras: sabiduría, razón y naturaleza, conceptos
que, si estamos atentos, veremos desarrollados y simbolizados a lo largo y
ancho del transcurrir de la ópera. Del mismo modo, el número tres, que
representa el tercer grado del iniciado en la masonería, aparecerá
constantemente utilizado y combinado en texto y partitura.
La obra posee una atractiva personalidad
basada en la combinación de diferentes estilos musicales que van desde la
canción popular alemana hasta el coral luterano pasando por las florituras de corte
evidentemente italiano de la música cantada por la Reina de la Noche. Nace con estructura de ópera popular alemana (recordemos
que contiene partes habladas) pero se eleva hasta lo heroico presentando dos
tipos de personajes: los de elevadas miras y los de intenciones más primarias. Podemos
seguir esta dicotomía atendiendo a la pareja “caballero-escudero” que
constituyen Tamino y Papageno. Esta combinación musical fascinaba
a insignes músicos ulteriores como Beethoven
o Wagner. La faceta dramática de la
ópera, por su parte, maravillaba al gran escritor Goethe.
Mozart y Schikaneder (también masón) plantean la
trama de modo que, de inicio, los personajes quedan perfectamente encuadrados a
ojos del espectador pero, con gran habilidad, los autores consiguen que nuestra
percepción sobre los mismos cambie sobremanera con el transcurrir de los acontecimientos.
En este sentido conviene prestar atención especial a la lucha entre Sarastro (el sol) y la Reina de la Noche (la luna), violento
encuentro que simboliza aquí el combate entre la sabiduría y la oscuridad.
Su estructura, en forma de cuento, hace de La flauta mágica una obra cargada de
moraleja ética. Los personajes, llenos de simbolismo, son muy interpretables y
al principal de ellos, el príncipe Tamino,
Mozart lo dibuja y representa en sus
andanzas como un trasunto de la ascensión de un iniciado masón hacia la
sabiduría.
La orquestación de La flauta mágica es suave pero a la vez compleja y brillantísima.
Notaremos que predomina en ella la utilización de instrumentos de viento-madera,
los predilectos de las logias masónicas para sus conciertos. Fijémonos también en
la aparición de los trombones en los momentos de mayor solemnidad, como los
cantos de los sacerdotes del templo de la sabiduría.
Aunque la obra no contiene recitativos
secos, que corresponderían aquí a las partes habladas, sí encontraremos
recitativos acompañados por la orquesta, de los que se ha destacado siempre la enorme
fuerza que de ellos emana. Lo comprobaremos atendiendo, por ejemplo, al tenso encuentro
entre Tamino y un anciano sacerdote al final del acto I.
Una de las grandes virtudes de La flauta mágica está en que es una obra
especialmente versátil, pues lo mismo puede entusiasmar al más fino de los melómanos,
a quien busque sumergirse en intrincadas filosofías o a quien simplemente guste
del espíritu de los cuentos infantiles o populares. Como decía Goethe, esta obra está preparada para
cualquier tipo de auditorio, lo que se demuestra en el hecho de que se puede presentar
desde en grandes producciones escénicas hasta en formato de teatro de
marionetas.
Si es verdad que la obra resalta y sirve de
altavoz para la difusión de las ideas que se desarrollaban en las herméticas
logias masónicas, la intención de Mozart
fue que también fuera una ópera perfectamente comprensible fuera de ese mundo, puesto
que los resortes que ideológicamente la mueven, especialmente el amor y la
libertad, son fuerzas y motores universales.
LA VERSIÓN DE VALENCIA
De las voces de momento nada podemos adelantar,
pero la presencia en el podio del maestro italiano Ottavio Dantone, al frente de la prestigiosa Orquestra de la Comunitat Valenciana, es garantía de calidad y buen
sentido musical.
La producción viene del Teatro Reggio de Parma y el director de
escena, Stephen Medcalf, ve la obra
como un viaje de ida y vuelta al mundo de ultratumba y, por ende, del caos a la
armonía. En palabras del pro pio regista,
“cada uno de los personajes principales
emprenderá un camino en busca de sí mismo y, sólo aprendiendo a conocerse
estará en disposición de instaurar una relación profunda con los demás (sic)”.
Además parece que concederá gran importancia a la coreografía, en la que
incluye al coro como elemento primordial. Medcalf,
por último, pretende que el espectador centre su atención en diversos objetos
simbólicos (la flauta, el carillón, el retrato de Pamina, el puñal etc.), que se situarán en la escena de modo bien
visible y fijo mientras el resto presentará ciertas metamorfosis y fluidez de
movimientos.
CRÓNICAS DE LAS FUNCIONES
Publicado por Íñigo de Goñi (“Amics de l´Òpera i de les Arts de la Comunitat Valenciana”).
ennecus@yahoo.es
ennecus@yahoo.es
- Podéis consultar el libreto de La flauta mágica AQUÍ.
- “La flauta mágica”, de W.A. Mozart, se representa en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia los días: 6, 13, 17, 21, 23 y 30 de abril. Más información sobre repartos y venta de localidades, en la web del Palau de les Arts.
- Duración aproximada: 3 horas y 15 minutos (Acto I: 70 minutos; Descanso: 30 minutos; Acto II: 95 minutos).
- La crónica de Maac
- La crónica de Atticus
- Levante EMV
- El Mundo