Fotografía de la producción de “Il Barbiere di Siviglia” que podrá
verse en Valencia
El Palau de les Arts Reina Sofía de
Valencia estrena el próximo jueves 28 de febrero una de las más célebres y chispeantes comedias
musicales de todos los tiempos: la ópera bufa “El barbero de Sevilla” de Gioacchino
Rossini (Pésaro 1792-París 1868).
El libreto es de Cesare Sterbini y se basa en la comedia “Le barbier de Séville” (1775) del dramaturgo francés Pierre-Augustin de Bemaurchais. Rossini compuso la música en apenas
tres semanas de intenso trabajo con el fin de presentarla en el Teatro Argentina
de Roma, donde se estrenó el 20 de febrero de 1816.
El tenor Manuel García |
La primera función, en la que participó el mítico
tenor sevillano Manuel García, fue
un rotundo fracaso, en buena medida por la actuación premeditada de un grupo
organizado partidario de una ópera precedente titulada también “El barbero de Sevilla” compuesta por el
músico napolitano Giovanni Paisiello,
que contaba en aquella época con numerosos seguidores. Pero muy pronto la obra
pasó a ser una de las preferidas del público de todo el mundo, galardón que no
ha perdido nunca, siendo hoy en día la 9ª ópera más representada de todo el
repertorio.
La acción se desarrolla alrededor de una
casa sevillana del s. XVIII donde viven la joven Rosina y su tutor, el doctor Bartolo.
Personajes
principales:
Fígaro, barbero
(barítono)
El Conde
de Almaviva
(tenor)
Rosina, joven sevillana
(mezzosoprano o soprano)
Don Bartolo, viejo doctor y
tutor de Rosina (bajo)
Don
Basilio,
cura viejo y profesor de música de Rosina
(bajo)
Coro de guardias
El Conde
de Almaviva, ocultando su verdadera identidad, trata de seducir a Rosina, una joven sevillana que también persigue
el amor del joven. Rosina, a su vez,
también es pretendida por su tutor, don Bartolo,
un viejo doctor que se quiere casar con ella, fundamentalmente para ganar su
dote. Y don Bartolo cuenta con un
consejero personal, don Basilio, un
taimado eclesiástico que da clases de música a la niña. Finalmente, cerrando el
círculo, la joven pareja cuenta con la ayuda, por intereses crematísticos, del
astuto barbero Fígaro, que tiene
acceso a la casa por ser el encargado de afeitar a don Bartolo.
ACTO I
Uno de los fragmentos más justamente
conocidos de la ópera es su obertura, que contiene un tema principal de mucho
brío tras el cual comparece uno los recursos preferidos del compositor el crescendo rossiniano. Aquí podemos
escucharla en la interpretación que hizo en 1971 Claudio Abbado al
frente de la Orquesta del Teatro alla
Scala:
video de rivalXXI
video de rivalXXI
El primer acto plantea la presentación de
los personajes y el comienzo de la trama. El primero en aparecer es el Conde de Almaviva, bajo la falsa identidad
del joven estudiante Lindoro. Bajo el
balcón de Rosina el tenor canta una
sencilla pero cautivadora serenata. Su canto concluirá en un absoluto
despliegue de florituras belcantistas.
Almaviva ha de ser un tenor muy
ligero y con gran capacidad para los adornos, la gracia y la delicadeza. Por
ejemplo, Juan Diego Flórez, a quien
podemos escuchar en este vídeo de 2007:
video de Onegin65
video de Onegin65
El siguiente en aparecer es Fígaro. En su famosa cavatina “Largo al factótum” (Paso al factótum de la ciudad…), brillante y
lucida, apreciamos la sucesión y el contraste entre partes rápidas y partes más
pausadas, combinada con la trepidante información que Fígaro nos ofrece sobre su persona. Fígaro es un ídolo popular que afeita, pero que hace también de
sacamuelas, de consejero, de alcahuete y de solucionador, por dinero, de los
problemas de la gente. Lo debe interpretar un barítono versátil y con facilidad
para el agudo. Como Sesto Bruscantini,
quien cantaba así el aria de entrada de Fígaro
en esta grabación de 1958:
video de davidhertzberg
video de davidhertzberg
Seguidamente se presenta Rosina. Confinada en casa, en su corazón
resuena amorosamente el nombre de Lindoro.
Es dócil y dulce pero también, como ella misma nos advierte, si le tocan la
fibra, saca esa víbora que lleva dentro “se
mi toccano dov’è il mio debole, sarò una vipera” (si me tocan en mi punto débil
seré una víbora). Y está dispuesta a mover lo que sea para conseguir el
amor de Lindoro. Trinos y coloraturas
llenan la preciosa línea melódica que la acompaña en toda la obra. Aquí podemos
escuchar la popular cavatina de Rosina “Una voce poco fa” en la voz de la mezzosoprano madrileña Teresa Berganza, en una grabación de
1964:
video de leoperarm
video de leoperarm
Don
Basilio
se nos muestra cantando la que es probablemente el aria de bajo bufo más célebre
de todas las que se han escrito: “La
calunnia” (La calumnia es como un vientecillo…). La pieza es una apología
de los beneficios que se pueden obtener de una buena calumnia. En esta aria el crescendo se funde literalmente con la
realidad, al describir los efectos y consecuencias crecientes que va poco a
poco generando una calumnia oportunamente lanzada. Podemos escucharla a
continuación en la voz de Ruggero
Raimondi:
video de Gabba02
video de Gabba02
La presentación de don Bartolo, el tutor y pretendiente de Rosina y su dote, es el aria “A
un dottor della mia sorte” (“A un doctor de mi categoría…”) que lo
caracteriza muy bien por ser un aria larga y pesada como él. En ella el
cantante debe pronunciar las palabras de manera endemoniadamente rápida. Aquí podemos
disfrutar ese divertido fragmento en la versión del italiano Enzo Dara junto a Kathleen Battle:
video de raganellabianca1
video de raganellabianca1
Hay en este acto dos deliciosos dúos, el
del Conde con Fígaro, donde ambos planean la primera incursión en la casa; y el
de Fígaro con Rosina, cuando el barbero, tratando de ayudarla, se da cuenta de
que Rosina es en realidad mucho más
lista que él. La música es en ambos dúos encantadora y muy fresca. Y el
contrapunto a estos dos dúos juveniles, en los que se planea el encuentro
amoroso, lo ponen las palabras entre los dos viejos, que tratan de amarrar el
casamiento de don Bartolo con Rosina.
Rossini hacia 1816 |
El finale
del primer acto es soberbio y desarrolla el tremendo guirigay que se monta en
la primera intentona fallida por parte del Conde
de introducirse en casa de Rosina. El
plan de Fígaro, de que el Conde entre en la casa simulando ser un
soldado borracho que tiene derecho de alojamiento militar, choca con las lógicas
susceptibilidades de don Bartolo y don Basilio, que nunca se fían y dan al
traste con la intentona. Esta escena de confusión, típicamente rossiniana, está
elaboradísima, va también in crescendo
e incorpora paulatinamente en escena, con asombrosa precisión dramática y
musical, al Conde, a Rosina, a don Bartolo, a Fígaro y
al coro de guardias que ponen por fin orden en el escándalo que se ha producido
en la casa.
ACTO II
Fígaro en acción |
En el segundo acto asistiremos a nuevas
intentonas de incursión en la casa. Primero, el Conde se disfrazará de un ridículo maestro de música sustituto del
supuestamente enfermo don Basilio. La
clase de música en la que don Bartolo
se queda medio dormido mientras vigila los movimientos de Rosina, posee gran vis comica.
Cuando, inesperadamente y para sorpresa de todos, aparece en escena don Basilio, que desconoce lo que pasa,
se interpreta un exquisito quinteto que se encuentra entre las joyas de la
corona del Barbero. Fígaro acaba por convencer al cura de
que, efectivamente, está enfermo de escarlatina, con la inestimable
colaboración de la bolsa de monedas que recibe del Conde.
Ha sido siempre muy celebrada la escena en
la que, desaparecido el incómodo don
Basilio, en un plano Fígaro
distrae a Bartolo mientras le afeita
con el fin de que, en el otro plano escénico, el profesor de música y su
pupila, (o sea el Conde y Rosina) se puedan decir a escondidas
amorosas palabras y planeen juntos su fuga.
A modo de interludio, y justo antes del
desenlace, la orquesta interpretará una pieza conocida como “tempestad” o
“tormenta”. Rossini se especializó
en escribir intermedios-tormenta en sus obras, el más célebre de los cuales es
el de “Guglielmo Tell”.
El final de este segundo y último acto, que
discurre embarulladamente hasta concluir en el esperado final feliz, es una
gran fiesta de la que participa todo el mundo. Cartas escondidas y deslizadas
furtivamente, disfraces, una falsa lista de la compra, un manojo de llaves, bolsas
de dinero que se deslizan convincentemente, improvisaciones para salir de
apuros, apariciones por sorpresa, cambios inesperados que chafan los planes o
una escalera de quita y pon, son los eternos ingredientes de este tipo de
comedia y que se desarrollan a través de los dos actos en que se divide la obra.
Recomendamos prestar atención al terceto “Zitti,
zitti, piano, piano” (“en silencio, en silencio, despacio, despacio”) en
que la acción parece detenerse para recrearse tan solo en la música.
Hay dos motores que mueven la trama: el
amor y el dinero. Rosina y Almaviva buscan lo primero; Fígaro y Basilio lo segundo. En un plano intermedio, Bartolo parece que busca el amor cuando en realidad lo que busca es
la dote.
COMENTARIO
En la ópera encontraremos, por un lado, los
números musicales propiamente dichos, o sea las arias, dúos, tercetos, y
escenas de conjunto, donde se encuentra la gran música. Pero, entre ellas, se
interpretan los llamados recitativos, de los cuales hay a su vez dos tipos: el
conocido como recitativo “secco”, en
cuyo desarrollo los cantantes recitan acompañados tan solo por el clave, y el
recitativo llamado “acompagnato”, en
el que ya interviene la orquesta y que sirve para preparar el número musical
que venga a continuación.
Estilísticamente destaca el extremo virtuosismo
exigido a los cantantes (sobre todo a Rosina
y Almaviva) y el canto adornado de la
característica coloratura belcantista,
consistente en rápidas sucesiones de notas arriba y abajo sobre la melodía.
Giacchino Rossini |
Desde el foso, podremos degustar esa fina y
sutilísima esencia del concepto rossiniano de orquestación y esos inigualables color
y luminosidad que destilan sus óperas bufas. En Il barbiere cada escena está llena de acción y cada acción a su vez
está llena de contraste, musical y dramático, entre los personajes. Cada uno es
totalmente distinto al otro, pero todos forman entre sí un cuadro admirablemente
compacto. Il barbiere es un perfecto
ejemplo de eso que se llama en teatro “follie
organiséé” (locura organizada). La inspiración que posee la música de Il barbiere di Siviglia nos contagia y
transmite esas ganas de vivir y gozar la vida de que siempre hizo gala Rossini, autor de la más vital y
optimista de las músicas.
LA VERSIÓN DE VALENCIA
Silvia Vázquez |
Este Barbiere
supone la esperada presentación en el Palau de les Arts en un rol principal de
la soprano valenciana Silvia Vázquez,
quien interpretará a Rosina, tras haber participado anteriormente en otras producciones del teatro valenciano en papeles de menor envergadura. Fígaro será interpretado por el barítono
Mario Cassi, a quien ya tuvimos
ocasión de escuchar en otro título bufo rossiniano, La cenerentola, donde encarnó a Dandini. El tenor uruguayo Edgardo Rocha dará vida al Conde
de Almaviva, papel que ya ha cantado en la Ópera de Viena y que interpretará
próximamente en Madrid. El veterano bajo georgiano Paata Burduladze, quien ha interpretado recientemente en nuestro
coliseo el Sparaffucile de “Rigoletto”, se alternará en el rol de don Basilio con otro conocido por estos
lares, Orlin Anastassov, que fue Boris Godunov la pasada temporada.
La dirección musical recaerá en el
titular del foso valenciano, Omer Meir
Wellber, al frente de la Orquestra
de la Comunitat Valenciana y del Cor
de la Generalitat dirigido por Francesc Perales.
La dirección escénica correrá a cargo de Damiano Michieletto, a quien recordamos
por su reciente y fresca visión playera de “L’Elisir
d´amore” donizettiano en este mismo escenario. En esta ocasión la
producción es original del Grand Théâtre
de Ginebra (Suiza).
Publicado por Íñigo de Goñi (“Amics de
l´Òpera i de les Arts de la Comunitat Valenciana”).
ennecus@yahoo.es
ennecus@yahoo.es
- Podéis consultar el libreto de Il Barbiere di Siviglia AQUÍ.
- “Il Barbiere di Siviglia”, de Gioacchino Rossini, se representa en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia los días: 28 de febrero y 3, 6, 9, 12 y 15 de marzo. Más información sobre repartos y venta de localidades, en la web del Palau de les Arts.
- Duración aproximada: 3 horas y 20 minutos (Acto I: 103 minutos; Descanso: 30 minutos; Acto II: 67 minutos).